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lunes, 16 de junio de 2014

Si estás



Es como cuando susurrabas
y todo se callaba al rededor para que pudiese escucharte.
O como cuando sonreías,
me sonreías y todo lo demás se desenfocaba, no existía. Daba igual.
O como cuando me acariciabas con tus manos, tan dulces que hasta sabían sin probarlas.
O como cuando volvía a casa y seguía oliendo a ti. A mí. A ti conmigo.

Cerré los labios,
callé mis ojos,
y crucé los dedos;
esta vez no para pedirte,
más bien para pedirme y volverme a encontrar
en el lugar que yo decida,
para que después podamos conjugar miles de verbos,
empezando por la segunda para llegar a la conjugación perfecta del “beber”,
que solo puede ser contigo o a ti.

Pasar por la primera,
con el "amar",
hasta que el fin del mundo venga
y nos pille bailando sin miedo,
saltando de alegría,
y haciéndonos los muertos cuando respiremos realidad
al llegar al suelo,
porque es la única manera de afrontarla,
y es maravillosa.

Si estás.



"Tal vez lo que te hace grande no sea difícil de ver."



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